Chico loooocamente enamorado de una chica. Le vuelve loco. Loco pero loco!!!
Hoy, como todos los domingos, va al mercado para verla. La sigue. Mira como mueve sus caderas al andar. "Como la gelatina" dice! "Qué cintura tan divina!".
Va detrás de ella, no la pierde de vista. Decide que va a lanzarse a hablar con ella y ha comprado un ramo de flores para la presentación. Hoy es el día.
Ponerle vocecitas a esos cuerpos que sólo has visto a través de una foto en un grupo de Flickr es emociontante! Este fin de semana he conocido a mis "amigas de internet", como dice el hijo de una de ellas. "Amigas de internet" suena a raro, ¿verdad?. Pues no, no lo es... Nos conocemos desde hace unos ¿dos años ya? y compartimos semana a semana retos fotográficos en un grupo que tenemos en Flickr. A través de los distintos estilos de cada una de nosotras y después de semanas y semanas de cháchara nos hemos ido cogiendo mucho cariño, llegando incluso a prepararnos sorpresas en nuestros cumpleaños.
Nos regalamos fotos, pero no son fotos cualesquiera... A cada una le hemos ido haciendo fotos ( e incluso vídeos) personificados. A mi, que quien me siga aquí sabe que me gusta poner banda sonora a las fotos que hago, me regalaron estas pedazos de fotos que ellas interpretaron de alguna de mis entradas en Instatube. ¡Mucha emoción! Me quedé sin palabras....
Así que queridos amigos... os presento a mis "amigas de internet" (si pincháis en sus nombres se abrirán sus cuentas de Flickr para que las conozcáis un poquito mas...):
"Tendemos a desear que nadie se muera y que nada termine, de lo que nos acompaña y es nuestra querida costumbre, sin darnos cuenta de que lo único que mantiene las costumbres intactas es que nos las supriman de golpe, sin desviación ni evolución posibles, sin que nos abandonen ni las abandonemos. Lo que dura se estropea y acaba pudriéndose, nos aburre, se vuelve contra nosotros, nos satura, nos cansa. Cuántas personas que nos parecían vitales se nos quedan en el camino, cuántas se nos agotan y con cuántas se nos diluye el trato sin que haya aparente motivo ni desde luego uno de peso. Las únicas que no nos fallan ni defraudan son las que se nos arrebata, las únicas que no dejamos caer son las que desaparecen contra nuestra voluntad, abruptamente, y así carecen de tiempo para darnos disgustos o decepcionarnos. Cuando eso ocurre nos desesperamos momentáneamente porque creemos que podríamos haber seguido con ellas mucho más, sin ponerles plazo. Es una equivocación, aunque comprensible. La prolongación lo altera todo, y lo que ayer era estupendo mañana habría sido un tormento."
Fragmento de "Los enamoramientos", de Javier Marías.
"Prometo decir “no” cuando quiero decir “no”. Decir “sí” cuando de verdad lo sienta. Prometo ser más sincera conmigo misma y más honesta con el resto. Prometo no guardar un sentimiento. Prometo no acostumbrarme nunca, y aquí te incluyo. Prometo decir todo lo que me apetezca. Prometo no preocuparme de lo que se me escape de las manos. Prometo no dar explicaciones que no van a ser entendidas. Prometo no excusarme. Prometo buscar ese par de zapatos que demuestren el esfuerzo por haberlos conseguido. Prometo adquirir ese vestido que me salvaría de una noche no planeada y de una entrevista de trabajo.
Prometo viajar más. Prometo tener presente que, igual que un día se está arriba, también hay etapas para estar abajo. Prometo sobrevivir al cambio. Prometo no ocupar el lugar que no me pertenezca ni asistir a lugares donde no haya sido invitada. Prometo contar hasta cien y no decir nada si lo que vaya a decir, como dicen, no merece más que mi silencio. Prometo despertarme por si lo necesitas. Prometo aprovechar los domingos. Prometo no beberme cada noche de sábado. Prometo pensar menos en el futuro. Prometo buscar cada término que desconozca. Prometo preocuparme sólo por aquello que requiera mi interés. Prometo darte un beso de buenas noches. Prometo no marcharme sin decir te quiero.
Prometo limar las esquinas del cuadrilátero que tengo por cabeza. Prometo despejar la y, la x y hasta la z de la ecuación más difícil que se me presente. Prometo coger menos el coche y caminar más. Prometo cepillar tu pelo cuando tu artritis no te deje. Prometo taparte cuando no haya abrigo que te envuelva. Prometo recordarte mi nombre cuando lo olvides. Prometo escribir más. Prometo reír cada día. Prometo dejar de darle tres mil vueltas a un pensamiento que sólo requiera una. Prometo sentir cada kilómetro. Prometo llevar un bolígrafo en mi bolso. Prometo memorizar tu número de teléfono. Prometo escuchar más tus consejos. Prometo ir más al cine. Prometo no dejar que me cuenten la película. Prometo aprender cada día. Prometo cerrar el libro que ya se acabó.
Prometo rechazar lo que no me haga bien. Prometo utilizar el rojo y el fosforito. Prometo decir “basta” cuando ya no pueda más. Prometo sorprenderme. Prometo aceptar lo que termina. Prometo hacerle frente a esa realidad. Prometo pensar como aquella anciana húngara que conocí. Prometo visitar La Habana, Alaska y Florencia. Prometo acompañarte a ver una aurora boreal. Prometo no sentir frío a -20 grados porque tengo recuerdos que me abrigan. Prometo no vivir la soledad, pero darle la opción de que me acompañe. Prometo actualizar mi lista de “pendientes”. Prometo tiempo.
Y de tanto prometer, me olvido de que lo más importante no se promete nunca. Las promesas mueren por la boca y se despeñan en la voz…"